Los ministros de Finanzas de la Eurozona sellaron el martes pasado un segundo rescate para Grecia, resolviendo sus necesidades de financiación más inmediatas, pero parece improbable que se reactive la economía del debilitado país (las dudas de los inversores son muchas).
El impacto de la situación de Grecia se vio en algunos resultados trimestrales de bancos europeos: Lloyds (LYG), Credit Agricole (ACA FP) y Royal Bank de Escocia (RBS) reportaron pérdidas mayores a las esperadas.
Tanto el Dow Jones, como el S&P 500 cierran la semana cerca de sus niveles máximos de un año y el euro sube hasta los EURUSD 1,3470. Muchos opinan que el rebote es meramente técnico, especulativo y los análisis fundamentales sobre la divisa única europea indican que debería estar bastante más debajo de su actual nivel.
En EE.UU., se publicaron indicadores macroeconómicos mejores a los esperados en su mayoría, ayudando a que las bolsas no finalizaran una semana en negativo. Para la semana que viene, lo más importante en dicho país tendrá que ver con la confianza del consumidor, la segunda estimación del PIB del 4ºT11, el índice ISM y las ventas de viviendas pendientes.
El rescate de EUR 130 mil millones que le permitirá a Grecia evitar un default el mes próximo, requiere un plan de austeridad con el objetivo de reducir el nivel de endeudamiento. Las impopulares medidas de recortes, podrían desencadenar nuevas protestas que pondrían de manifiesto el compromiso del gobierno en llevar adelante el plan de austeridad.
Por otro lado, los acreedores privados aceptaron una rebaja nominal del 53,5% de sus tenencias de bonos griegos. Pero Grecia sólo estaría comprando tiempo.
El escenario recesivo, que ya lleva cinco años, podría verse profundizado por las medidas de austeridad, así como también se verían afectados los ingresos del gobierno. Aun alcanzando el objetivo de reducir la deuda para el año 2020, Grecia no tiene la capacidad de pago de las amortizaciones y servicios de deuda durante los próximos ocho años, ya que la carga de la deuda continuará siendo muy superior (140%) al PIB de ese país.
Los líderes de la Eurozona deberían dar señales de que pretenden mantener la unidad monetaria y que permitirán un debilitamiento de la moneda única, para darles competitividad a los países de la periferia.
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